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Proyecto Avatiky abarcará unas 10.000 hectáreas correspondientes a 5 departamentos
Publicado en fecha 06-11-2023
Las semillas de maíz permitirán que cerca de 8.200 familias productivas tengan aguinaldo, a través de la venta de maíz choclo, que es el ingrediente principal para el chipa guasú y otros platos tradicionales.
El proyecto ya está en marcha y abarca unas 10.000 hectáreas de siembra distribuidas en los departamentos de Alto Paraná, Caaguazú, San Pedro, Itapúa y Canindeyú.
“Para nosotros es un proyecto importante, porque se enfoca en que los productores de la agricultura familiar tengan un ingreso a fin de año mediante la disponibilidad de semillas para poder vender maíz chocloâ€, resaltó el Ing. Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción.
Recordó que la iniciativa se desarrolla desde hace cuatro años y que, aunque inició con muchas dudas acerca de Producción nacional 01 cómo iba a funcionar, desde su primer año tuvo resultados muy satisfactorios.
A su vez, fue una oportunidad para que los pequeños productores se familiarizaran con el uso de tecnología de punta y buenas prácticas agrícolas. Esta producción de maíz también sirve para los que desean aguardar al desarrollo completo del grano (maíz duro) para comercializarlos o utilizarlo como alimentos de animales.
Recordamos que las semillas distribuidas son de buena genética y están certificadas por el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas. Esfuerzo compartido El Ing. Cristaldo resaltó que los desafíos deben ser afrontados a través del esfuerzo conjunto, involucrando a todos los sectores.
“Para los pequeños productores es importante saber que con una comunidad asociada es más fácil gestionar el trabajo, los recursos y la comercializaciónâ€, agregó. Hizo hincapié en que se han acortado las brechas entre pequeños, medianos y grandes productores, quienes se complementan a través de la prestación de servicios.
“Ese es el camino a seguirâ€, indicó. También recordó la necesidad de incorporar a la agricultura familiar a la economía real, de fomentar la capacitación y la adopción de tecnología para mejorar la calidad de vida de los campesinos. “Tanto el sector público, como el privado y el campesino necesitamos trabajar juntos, escucharnos y apoyarnosâ€, finalizó.