El FMI alerta de otra burbuja financiera en Europa

Publicado en fecha 20-10-2017
La crisis bancaria que estuvo a punto de acabar con el euro no ha terminado completamente. Ésa es la idea que subyace a la parte relativa a la UE del Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial, publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La institución cree que los bancos europeos tienen diferentes tipos de activos problemáticos heredados de la crisis, y que éstos son especialmente preocupantes en el caso de las entidades de tamaño medio. En caso de que se produzca una crisis - posiblemente por el estallido de alguna de las muchas 'burbujas' que hay en los mercados mundiales -el efecto puede ser particularmente duro en esas entidades. 

Esas burbujas - una palabra que no aparece ni una sola vez en las 118 páginas del informe, en un claro intento de apaciguar a los Gobiernos y a las propias instituciones financieras - son consecuencia de lo que el FMI califica de "complacencia" que "amenaza con generar excesos". El ejemplo más evidente es la obsesión por la rentabilidad, algo inevitable en un mercado en el que las masivas intervenciones de los bancos centrales han creado tanta liquidez que ha comprimido el riesgo. 

Así, tal y como explica el Fondo, el riesgo en el mercado está creciendo, las valoraciones están disparadas, el endeudamiento global del sector privado es mayor que antes de la crisis y la caída de la volatilidad no se corresponde a la posibilidades de que haya sorpresas por el lado de la inflación, el riesgo político, los tipos de interés o el crecimiento. Si esa crisis estallara, Europa y los mercados emergentes se verían afectados en mayor medida que Estados Unidos. 

La clave no es solo evitar las burbujas, también lo es tener bancos más sólidos. Y eso es algo que se aplica a la Eurozona, donde la banca está mejorando gracias a la liquidez virtualmente ilimitada del Banco Central Europeo. Pero la masiva compra de activos por el instituto emisor terminará probablemente el año que viene, según ha declarado la propia entidad, y, lo que es más importante, en 2020 las entidades deberán empezar a devolver al BCE los créditos de las operaciones de inyección de liquidez. Eso puede suponer un problema para las entidades de tamaño medio de varios países, incluida España. 

La normalización de la política también tendría un impacto positivo para las entidades financieras europeas porque al subir los tipos de interés los bancos pueden cobrar más intereses por los créditos que conceden. Eso es particularmente importante para las instituciones financieras especializadas en banca minorista - como son las españolas - y de mediano tamaño - que son las que concentran los potenciales problemas -. De hecho, la rentabilidad del sector bancario en la Unión Monetaria es casi paralela a la evolución de la curva de tipos de interés. Pero no siquiera los grandes bancos se salvan de los riesgos, como revela el hecho de que Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania, tenga un retorno de la inversión muy inferior a su coste de capital, una situación en teoría difícilmente sostenible en el medio plazo.
Fuente: elmundo.es