BCE mantendrá su política monetaria

Publicado en fecha 30-05-2017
Puede que el crecimiento esté mejorando en la zona euro, pero la inflación sigue contenida y se sigue necesitando un gran estímulo, dijo el lunes el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, rebajando las expectativas ante la reunión de política que celebrará el organismo el 8 de junio.

Ahora que el crecimiento de la zona euro está en su mejor momento desde la crisis del bloque hace una década, los países más conservadores han estado aumentando su presión sobre Draghi para que empiece a planear el fin de su política de agresivas compras de bonos y tasas de interés por debajo de cero, fijando junio como una cita potencialmente clave.

No obstante, como el crecimiento de los salarios sigue restringido y la inflación subyacente está débil, Draghi argumentó que la política monetaria de apoyo extraordinario sigue siendo necesaria para que la inflación suba hacia el objetivo de 2% del BCE.

“Para que se fortalezcan las presiones de los precios a nivel doméstico seguimos necesitando condiciones de financiamiento muy expansivas, que dependen también en una cantidad bastante sustancial de expansión monetaria”, afirmó Draghi ante la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo.

El rendimiento de los bonos alemanes y el euro bajaron levemente, ya que los inversionistas interpretaron las palabras de Draghi como relativamente cautas.

Ante la aceleración del crecimiento, se espera que los responsables de política del BCE digan que los riesgos al panorama económico no son ya predominantemente negativos cuando se reúnan la próxima semana.

“En su reunión de política monetaria de junio, el Consejo de Gobierno recibirá una actualización de las proyecciones de la plantilla y una información más completa para formular su juicio sobre la distribución de riesgos en torno al panorama más probable para el crecimiento y la inflación”, agregó Draghi.

Sin embargo, es probable que cualquier cambio en el tono del banco sea matizado, ya que algunos responsables de política, como el economista jefe Peter Praet, temen que una actuación más fuerte pueda desencadenar turbulencias en los mercados, elevando las expectativas de una retirada de estímulos más decidida.