Economista analiza la situación del Mercosur en el contexto comercial mundial

Publicado en fecha 17-04-2017
El economista Fernando Masi explica que “ante una nueva y compleja situación del comercio mundial, aparecen nuevas modalidades de acuerdos comerciales, entre bloques, plurilaterales y sectoriales. En América Latina se oyen voces en favor de minimizar procesos de integración como el Mercado Común del Sur (Mercosur) e iniciativas como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur); y, por otro lado, se propone un nuevo acuerdo de tipo hemisférico que aproveche lo ya recorrido en más de 20 años de esfuerzos de integración”.

¿Minimizar la integración?
El actual gobierno del Brasil incluye a sectores políticos y empresariales que criticaron acerbamente la política de integración de las administraciones de Lula y de Rousseff. Es decir, que han cuestionado la inclinación brasileña hacia la cooperación Sur-Sur, tanto en el subcontinente sudamericano como en las alianzas con potencias emergentes de otros continentes.

De acuerdo con esos sectores, el Brasil ha perdido más de una década en celebrar acuerdos comerciales con países y bloques desarrollados como Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, etc., que le hubiesen significado mayores beneficios en términos de apertura de mercados importantes. También opinan que el Mercosur, y la Argentina en particular, han actuado como un freno a la expansión comercial del Brasil.

De ahí que se haya colegido que la intención del Brasil es ir hacia una minimización del Mercosur y hacia un olvido de los temas de integración en Unasur. En el caso del Mercosur ello significa que el Brasil debería negociar solo como país, sin esperar la disposición de sus socios en la región cuando los mismos presenten obstáculos y retardos. Es decir, que debe soltar amarras del bloque regional y dejar que también los otros miembros negocien en forma bilateral si así lo prefieren.

La pregunta es si existe la suficiente voluntad del Brasil para adoptar esta posición en el Mercosur y si es conveniente para el propio Brasil la minimización del bloque regional. El reciente atraso en presentar la lista de oferta de bienes en las negociaciones con la Unión Europea fue interpretada como un ejemplo claro de las amarras que sujetan el Brasil al Mercosur. Sin embargo, técnicos del Brasil opinan que para el Brasil es más conveniente ir a negociaciones con terceros dentro de un Mercosur imperfecto que fuera de él.

Welber Barral, ex Secretario de Comercio Exterior del Brasil, menciona varios factores que están impidiendo que el Brasil pueda negociar en forma solitaria acuerdos de libre comercio, específicamente con la UE. El primero y más importante es la alta competitividad de los países del Mercosur en los rubros agrícolas que se enfrenta a un alto proteccionismo, principalmente de los países desarrollados, con barreras de todo tipo que impiden un acceso libre a esos mercados. El segundo factor es el bajo nivel de competitividad del parque industrial brasileño, que conduce a medidas proteccionistas y, por lo tanto, a limitar la entrada de los rubros más competitivos de los países desarrollados.

El profesional también argumenta que la experiencia de largas negociaciones entre Brasil y México, de un acuerdo bilateral que no llegan a concluir, muestra las limitaciones de emprender esos desafíos en forma solitaria. Además de ello, aduce Barral, el Mercosur tiene una cláusula que obliga a los países a negociar en bloque solo cuando se trata del comercio de bienes, por tanto, donde rigen aranceles. Pero no existe tal obligación en aquellos ítems como servicios, propiedad intelectual, inversiones, compras gubernamentales, etc. 

De igual manera, Regis Arslanian, ex negociador brasileño, afirma que el Mercosur ofrece suficiente flexibilidad para acomodar tanto los intereses brasileños como los de los demás países socios, en las negociaciones con terceros. Menciona, por ejemplo, que el mandato que obtuvo la Comisión Europea, que llevó muchos años de discusión entre sus propios miembros, fue la de una negociación en con el Mercosur en su conjunto y no en forma bilateral con cada uno de los países de este bloque.  Asimismo, afirma que, teniendo en cuenta la situación crítica de la industria brasileña, es mejor seguir siendo parte de un Mercosur imperfecto, antes que iniciar el largo proceso de desgaste jurídico y político de desarmar el bloque .

En definitiva, el Mercosur deberá sopesar los pros y los contras de este deseo brasileño de minimización de la integración regional. Más allá de como deban conducirse en las negociaciones con terceros, el compromiso del Mercosur sigue siendo interno y de replanteamiento de su modus operandi. Se deberá discutir, por ejemplo, si vale la pena introducir todas las flexibilidades que sean necesarias para la participación más plena de sus miembros. O si se deben establecer reglas más claras para la circulación comercial, de manera a reducir el proteccionismo entre sus miembros. Además, deberán replantearse las modalidades para una mayor creación de comercio entre sus miembros, que ayuden a los mismos ser más competitivos en el mercado internacional. Los países del Mercosur deberán considerar si todo esto significa minimizar o acordar un nuevo enfoque de la integración regional.

Maximizar, pero aprovechar lo acumulad
Una aproximación diferente a la brasileña es la propuesta por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su última asamblea anual en Asunción. Los técnicos del BID consideran que América Latina y el Caribe está en condiciones de avanzar hacia una integración más profunda. Para ello proponen la creación del Área de Libre Comercio de América Latina y el Caribe (ALCALC).

"Proponemos una ruta de integración más sencilla y más flexible, que se concentra primero en las ventajas comerciales y se edifica sobre una amplia red de acuerdos comerciales preferenciales que ya existe", afirmaba Santiago Levy, economista principal del BID. La idea es armonizar los 33 acuerdos de libre comercio preferenciales y 47 normas que existen en la actualidad en la región.

Entre otras medidas propuestas se encuentran las de permitir la acumulación de las reglas de origen entre los acuerdos comerciales existentes, negociar nuevos acuerdos comerciales que permitan cerrar las brechas en la región, y mejorar la logística y la facilitación del comercio.

De lograrse esta área de libre comercio, América Latina y el Caribe se convertiría en la quinta potencia mundial con una participación del 7% del PIB global, de acuerdo con el BID. Asimismo, un incremento del comercio intrarregional, principalmente de insumos industriales y de la producción, puede aumentar en un 9% las exportaciones de los países miembros.

Ante la caída de los precios internacionales de commodities y el aumento del 
proteccionismo de los países desarrollados, principalmente a partir de la política comercial anunciada por la nueva administración norteamericana, el BID propone más integración en la región. Así, los técnicos de este organismo calculan que, si el proteccionismo creciente resulta en un aumento de 20 puntos de los aranceles de importación de bienes, las exportaciones de la región latinoamericana se reducirían en un 13%. Sin embargo, con la formación del ALCALC esta disminución sería de solo 8% .

Resulta llamativo que, como propulsor de la globalización, Estados Unidos tome ahora un curso contrario con el aparente objetivo de reducir los "daños" de esta misma globalización a su economía. Los actores emergentes de esta globalización, como China, India, Brasil y México, quedan entonces sin uno de sus principales interlocutores y, por lo tanto, sin el mercado de los Estados Unidos.

De esta forma, un incremento del comercio mundial debe buscar otras fórmulas tanto regionales como bilaterales. En el caso de América Latina, y de América del Sur en particular, la disyuntiva es mayor o menor integración. Es decir, elegir la opción que más se adecue a la coyuntura internacional. La elección no parece orientarse a una minimización de la integración regional. Aunque una maximización de la misma debería incluir más flexibilidad y pragmatismo de lo demostrado por el Mercosur en las dos últimas décadas.