La economía china creció 6.7% el año pasado, según el gobierno, su ritmo más lento en 26 años. El país asiático cumplió su objetivo de crecimiento con el apoyo de unos préstamos bancarios sin precedentes, el auge de la especulación inmobiliaria y por millonarias inversiones gubernamentales.

Sin embargo, Pekín busca en estos momentos enfriar el mercado inmobiliario y desacelerar los créditos, por lo que tendrá que depender más del consumo interno y de la inversión privada.

La semana pasada el gobierno chino redujo su objetivo de crecimiento económico para este año de un rango entre 6.5 y 7% a sólo 6.5 por ciento.

Li Wei, director del Centro de Investigación para el Desarrollo del Consejo de Estado, dijo que muchas señales económicas positivas estaban surgiendo a niveles nacional e internacional y que el riesgo de una gran caída del crecimiento económico “claramente ha disminuido”.

El desarrollo económico de China ha pasado de una “carrera descendente en forma de l a un movimiento horizontal”, informó la agencia oficial de noticias Xinhua citando unos comentarios de Li en el marco de la sesión anual del Parlamento chino.

La tendencia horizontal apunta a un desarrollo estable a largo plazo pero no elimina la posibilidad de fluctuaciones en el corto plazo ni significa que la transformación económica está completa, dijo Li.

“Nuestra economía todavía tiene muchas dificultades que resolver, por lo que debemos prepararnos para responder a la aparición de riesgos que quizás sean relativamente grandes”, sostuvo Li.

Más temprano un vicepresidente del planificador económico de China indicó que la producción industrial del país creció más de 6% en el periodo enero-febrero y la tasa de desempleo basada en encuestas en las 31 principales ciudades fue de alrededor de 5% en esos meses.